¿Te has subestimado? ¿Sientes que lo que haces no es suficiente o que, de alguna manera, no eres tan valioso como los demás? Detente y reflexiona. El poema Valgo de Nadine Stair te enseña una lección crucial: tú vales, reconócelo hoy, no mañana.

A través de sus versos, Nadine invita a quienes la leen a comprender que, más allá de lo que has logrado o de los errores que hayas cometido, todos somos seres únicos e irrepetibles y tenemos cada uno un valor inherente. «Si pudiera vivir nuevamente mi vida», dice, lamentando no haberse permitido disfrutar de las pequeñas y grandes alegrías, de ser más auténtica, de haber valorado más lo que era en lugar de lo que otros esperaban de ella. “por eso disfruto el momento y lo que tengo”. Este mensaje es claro: no debes permitir que la vida te pase mientras sigues dudando de lo que vales.

Tú vales

Diario enfrentamos desafíos que te hacen cuestionar tu valía. Las críticas, las expectativas sociales, las comparaciones constantes pueden hacerte sentir que no eres lo suficientemente bueno. La verdad: tu valor no depende de lo que otros piensen ni de lo que alcances o dejes de alcanzar. Está en ti, en tu esencia y en cada acción que realizas, en la persona que ya eres.

Reconocer tu valor no significa ser soberbio, ni arrogante o pretencioso. Es reconocer y aceptar que tienes cualidades únicas, que tus talentos, habilidades y experiencias te hacen especial. Piensa en todo lo que has superado, en las batallas que has librado. ¿No es eso ya prueba suficiente de que vales mucho más de lo que quizás te das crédito?

El Coaching: Una Herramienta para Valorarte

A veces, necesitamos una mano amiga para ayudarnos a ver con claridad lo que hemos olvidado. El coaching es ese recurso que puede transformar tu perspectiva. Un coach no está ahí para decirte qué hacer o quién eres, sino para guiarte en el descubrimiento de tu verdadero potencial. A través de preguntas poderosas, te ayuda a derribar las barreras mentales que te impiden ver tu grandeza.

Vivimos atrapados en creencias limitantes, en paradigmas: «no soy lo suficientemente bueno», «no merezco esto», «no puedo hacerlo», “no soy tan bueno como” “podría haber hecho mejor las cosas y tomar mejores decisiones”. ¿Te hablas así? El coaching es una invitación para desafiar estas ideas y reemplazarlas por una visión más empoderada y realista. Te ayuda a superar esa miopía mental, para ver que lo que verdaderamente vales y que no depende de las circunstancias externas, sino de lo que llevas dentro y te da el verdadero valor.

Valorarte ¡YA!

La lección más poderosa del poema Valgo, es que no esperes para darte cuenta de tu propia grandeza. Hoy es el momento de constatar lo valioso que eres, no importa dónde estés en la vida o qué hayas logrado hasta ahora, tu valor está presente. Está en tu resiliencia, en tu capacidad de amar, en tu voluntad de mejorar, en las pequeñas y grandes cosas que haces cada día.

Cada paso que das hacia tu crecimiento personal, cada acto de bondad, cada error del que aprendes, refuerza tu valor. No necesitas la aprobación de los demás, ni esperar a un futuro lejano para reconocerte. El momento es ahora, y es poderoso.

Impacta con tu Valor

Cuando te das cuenta de tu verdadero valor, algo profundo cambia. Tus decisiones ya no se basarán en el miedo o en la necesidad de complacer a otros, sino en lo que realmente te importa. Empiezas a actuar desde la confianza, la seguridad y el amor propio. Tus relaciones mejoran, las oportunidades florecen, y lo más importante, te sientes libre para ser tú mismo.

Deja ya de buscar la validación externa. Mira dentro de ti y encuentra esa chispa que siempre ha estado ahí. Tú vales y mucho, así tal y como eres.

Actúa y agradece

Te invito a que te mires al espejo con otros ojos, a que te reconozcas por todo lo que has vivido, por todo lo que eres y a que agradezcas todo, lo bueno y lo malo. ¡Aprovecha este momento, que es el tuyo, y despierta a tu realidad!

Tú vales y siempre has valido, ahora necesitas creértelo

¡Contáctame YA!

Valgo

«De tanto perder, aprendí a ganar; de tanto llorar, se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar que me pidieran ayuda. Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto, como debe ser (incluyéndome).

Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo, y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mí me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea.

Aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables.

Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón, pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas, con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, toda mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado, que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan.

Lo mejor está por venir.” Lo mejor está por venir… Y así, con esta ilusión y la esperanza de que el nacimiento de Cristo, la convivencia con amigos y familiares, agradezcamos la vida, los bienes, la presencia de quienes están con nosotros, la oportunidad de dar un abrazo y recibir una sonrisa…

Nadine Stair –poetisa norteamericana-, bajo el nombre de “Instantes”, publicado en 1978.