
Maestra Sandra Reynoso | Teléfono: 55 54078443 | Correo sandrareynoso@gmail.com
Maestra Sandra Reynoso
Coach de Vida y Sexualidad
Nunca imaginé que mi vida podía romperse en tantas piezas. Siempre pensé que, si hacía lo correcto, si me esforzaba, si era fuerte, decidida y entrona, todo estaría bien. Pero un día, sin darme cuenta, mi mundo se tambaleó. No era solo un evento, fueron una acumulación de silencios, de decepciones, de pérdidas no lloradas, ni sanadas y de miedos disfrazados de rutina y no reconocidos. Estaba atrapada en un caos emocional y ni siquiera me había dado cuenta cómo había llegado ahí.
Entonces cuando alguien me recomendó que tomara coaching y conocí a mi coach de vida. Buscaba que alguien me viera, sin juicios, alguien que me escuchara sin tratar de corregirme y lo que encontré fue mucho más profundo: encontré una guía para volver renacer y crecer.
Me costó abrirme. ¿Cómo contarle a alguien que no me conocía que sentía un vacío tan grande que hasta me dolía el cuerpo? ¿Cómo poner en palabras esa mezcla de tristeza, rabia y agotamiento que me acompañaba cada día? Pero su presencia fue tan humana, tan genuina, que poco a poco empecé a confiar. Cada sesión era como quitarme una capa de peso que había llevado por años sin saberlo.
Lo primero que aprendí fue a validar lo que sentía. Parece algo simple, pero no lo es. Vivimos en una sociedad que nos enseña a “estar bien”, a “echarle ganas”, a “no quejarnos”. Yo misma me decía constantemente que no tenía derecho a sentirme mal, que había personas en mucho peores situaciones que las mías. El dolor no se mide, solo se siente. Y si no lo enfrentas, te devora desde adentro.
Mi coach me acompañó a mirar mi dolor sin miedo. A entender que una crisis emocional no es un fracaso, sino una oportunidad de crecimiento y de reinventarme para ser mi mejor versión. Me ayudó a hacer las preguntas correctas: ¿Qué parte de ti estas ignorando? ¿Qué necesitas soltar? ¿Qué te pide la vida en este momento? También me recordó que no estaba sola y que pedir ayuda es un acto de gran valentía, no de debilidad.
Durante el proceso, aprendí a sostenerme con nuevas herramientas. Aprendí a respirar conscientemente cuando todo parecía desbordarse. A escribir lo que sentía sin juicios, ni filtros, solo para mí. A realizar pequeños o grandes rituales que me conectan con mi paz interior: caminar al amanecer, mirar el cielo, abrazarme sin culpa. Y, sobre todo, a cambiar lo que pensaba sobre mí misma.
Supe que no estaba totalmente rota, sino que era el momento oportuno para mi transformación. Que mis emociones no eran el problema, sino señales para sentir e invitarme a vivir honestamente conmigo misma. Y que, una crisis emocional es también un grito para el renacimiento.
Hoy no creo tener todas las respuestas. Tampoco creo que ni la tristeza, ni el miedo hayan desaparecido por completo porque son emociones primarias. Pero ahora, tengo una brújula, un sensor interno. Tengo la fuerza para detenerme y preguntarme cómo estoy, cómo me siento y elegir lo que necesite para estar bien y superar las crisis. Esa brújula se fortaleció gracias a la presencia y el apoyo de mi coach, que no vino a “arreglarme”, sino a acompañarme mientras yo me reconstruía.
¿Estás pasando por una crisis emocional? quiero decirte algo: necesitas apoyo profesional. Un coach de vida, como yo ahora, puede ser esa luz que te ayude a ver con más claridad en medio de la niebla. No para decirte qué camino tomar, sino para recordarte que tú tienes la fuerza, la sabiduría y la luz necesaria para salir adelante.
En medio del caos, hay posibilidades. En medio del llanto, hay verdad. En medio del dolor, hay esperanza.
Y, sobre todo, hay vida.
Contáctame: https://sandrareynoso.com/contacto/
Bibliografía
Brown, Brené. Los dones de la imperfección. Editorial Urano, 2010.